Una subyacente revolución social se vive en México

¿A dónde vamos a parar?

La brecha salarial entre ricos y pobres tanto a nivel mundial como a nivel local se ha ido abriendo cada vez más sin importar cuánto trabaje una persona en edad productiva. Las posibilidades de ser rico son extremadamente pequeñas. Los que se animan a lanzarse al mundo empresarial corren con la misma suerte, la mayoría de los nuevos negocios mueren en el transcurso de los dos primeros años de vida. La realidad de México es clara; tenemos un mercado de consumidores extremadamente pequeño, la población no tiene capacidad de compra, el precio del dinero sigue siendo muy alto para comprar cosas a crédito, la cultura del no pago está arraigada en nuestra sociedad, los bancos no quieren prestar a emprendedores y cumplir su función en la sociedad, los jóvenes se ven atraídos por los mercados negros y por las mafias que desde años operan en nuestra nación, un alto porcentaje de los ricos mexicanos tomaron el camino de la política y la corrupción para acumular el dinero, la educación está resquebrajada y totalmente alejada del mundo real, no contamos con inversión en ciencia, tecnología e innovación, somos una nación muy poco productiva, carecemos de sistemas que impulsen dicho proceso. Nuestra sociedad no agrega valor para salir de la trampa en la que vivimos desde hace décadas.Es claro que seguimos caminado gracias a las remesas, a nuestra cultura, a nuestros paraísos, a nuestros recursos naturales, a nuestra gastronomía, a nuestra calidez, y párenle de contar. La reflexión aquí es:  ¿Cuánto tiempo más?  ¿A dónde vamos a parar?
A todo lo anterior hay que sumarle que la cultura de los millenials que son la mayoría de los mexicanos en edad productiva tienen un nuevo paradigma, para ellos, el trabajo no lo es todo, quieren vivir y acumular experiencias más que hacerse de riqueza. Vivir la vida, es quizá, lo más importante.
Es muy claro que una fuerte inconformidad social se vive en México, cada día se nota más, el humor de la población es sumamente delicado, la severa inseguridad, los graves pleitos de tráfico, las agresiones físicas en la calle, la violencia en los estadios, las manifestaciones con altos tintes de violencia por nuestras calles, la agresión permanente a los periodistas, la falta de valores, el incremento en el consumo de alcohol y drogas, y muchas cosas más.
Los escenarios no pintan del todo bien, tenemos que dar un golpe de timón. Al final somos una de las grandes naciones del planeta tierra, y tenemos elementos para salir. Quizá la disrupción tecnológica sea la que empareje las cosas a nivel mundial.
Esperemos que el nuevo gobierno sea más pragmático que populista. A nadie le conviene una sociedad tan exacerbada. 

Una subyacente revolución social se vive en México
Arturo Santaella 20 de junio de 2023
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